Lo que antes se llamaba Neurastenia (incapacidad de funcionar por cansancio), se llama ahora Disautonomia. La Disautonomia es una alteración del Sistema Nervioso Autónomo (desbalance Simpático-Vagal), que es el que regula automáticamente muchas funciones importantes del organismo como el pulso, la presión, la temperatura y la respiración. Controla la respuesta de “pelear o arrancar”, como es el caso de que un ataque, la respuesta normal es taquicardia (de elevación del pulso), de la presión arterial (PA) y de la fuerza, pero en la Disautonomia la respuesta es inadecuada y se produce bradicardia (pulso bajo), caída de la PA y disminución de la fuerza, cansancio y somnolencia.
Una buena analogía es lo que sucede al líquido dentro de una botella a medio llenar. Si se la mueve de la posición horizontal a la vertical, se ve que el líquido se queda abajo. A los conejos les sucede lo mismo; si se les mantiene parados por un rato caen desmayados. Se debe a que sus venas no tienen válvulas adecuadas para llevar la sangre al cerebro al estar de pie. Algo similar le ocurre a la persona con Disautonomia, la que acusa mareos y puede sufrir un síncope.